martes, 29 de junio de 2010

Perdida

Atraves del valle buscaran mi cuerpo herido
lleno de tierra, de fuego, gusanos, mordidas, cielo, plomo, el semen de esos hombres que aun puedo ver entre sueños. Aunque aqui todo es un sueño, y mis pezones todavia duelen, y el tiempo se acumula en mis pestañas, negra, esperando que llegue a mi tu voz llamándome, acariciando mis pelos secos, mi costado que aun sangra, la luz de tus lagrimas para cerrar el ciclo.
¿Quien escribe estas palabras entonces? si hace tiempo me he quedado quieta, si ya casi puedo sentirme polvo. ¿eres tu?, la esperanza, el deseo, la ira de mi ausencia y un mañana que no comprendo? ¿o es el otro? el que gruñe, el que gira y odia, el que me manipula con sus brazos fuertes hasta romperme en este valle seco.
¿de donde salen estas palabras, pequeña? el mapa ruidoso donde ir a encontrarme. El ruido del agua me llega desde lejos, el frio aun penetra mis huesos, sobre mi tumba crece la hierba verde y este hombre sigue meando su cerveza tibia sobre mis pies lerdos, sigue bebiendo su cerveza mientras mira la luna e imagina tu carita que me llama pequeña, que me quiere besar. El hombre finge su sueño

martes, 20 de mayo de 2008

(IX)




“Don`t leave me high
don`t leave me dry”
Radiohead

Y si ahora me tomara de la mano? Si en vez de gritar y llorar, de mearse en los pantalones me tomara la mano?, supongo que nada cambiaria, la suerte esta echada desde el principio porque... es tan difícil, por más que se mire la tele y se vaya a misa y el libre albedrio y el cielo, el perdón, la reencarnación, otros sueños, se lea los manifiestos, la vida esta fuera de todo eso, como sus ojos ahora oscuros y húmedos goteando por mi mano.

Debería callarlo ahora, pero sigo esperando algo, que se abra el cielo quizás, que los ángeles, que el infierno, que el tiempo, que su mano. Gira, rescátame; en el fondo lo grito, no tan en el fondo, ni tan sobretodo, pero lo grito y sus ojos ven mi grito, no susurres perdón, ¿y si me tomara la mano ahora?

Fallamos a nuestras promesas, el miedo nos llena los bolsillos, la negra gimió dulcemente, sabia lo que haría, sabia lo que tenia que hacer, su miedo no seria el mío, escápate pajara de mi mano le cante al oído mientras mi lagrima y su sangre y su boca se mezclaban con su risa y su lagrima y su sangre y la mía todo revuelto en el suelo, roto, todo roto, roto hasta la medula, sentir la trizadura de las paredes mientras esperábamos, mientras el miedo otra vez de ella, y mi boca entonces apagándose en su frente y mi mano nuevamente cobarde cuchillo caliente sobre su pecho que gime y llora la misma lagrima que me cae negra, negra.
Entonces no son mis brazos los que la recogen, y cada trozo es mi culpa y mi miedo y el suyo escrito fuera de todo argumento por pensar, todo es mi idiotez y la suya, la cobardía que nos hace humanas negra, que nos convierte en demonios, que nos hace tan humanas que solo me queda desgarrarme los pezones y llorarte un rato largo negra, sentirte escurrir en mis brazos negra
Como mi vida
Como la tuya
Como la de todos.

jueves, 20 de marzo de 2008

5 segundos (VIII)

Mírame fijamente, como por primera vez, nunca podrás saber cuanto te amo, y que tu boca cerrada, si bien no significa nada, no es hiriente, no duele, no quema, no me hace querer cerrar los ojos y que se me llenen, tu sabes, de lágrimas.
no cierres los ojos, hazlo por mi, no recuerdo mucho del camino, pero aun es tu perfume el que se confunde con el mio y se me queda en la nariz, tu pelo tras la lluvia, infiel como el ala de los pájaros infieles, tu mano sobre tantas manos y tus ojos cerrados eternamente, desde todo lo ensortijado primero, cayendo hasta mi hombro de niña que sabes bien tu que llora más de lo que aparenta, que se vuelve y revuelve sumisamente ante tus dedos que se descuelgan por mi pelo.
¿por qué no podías ser sólo mía? mi pequeña, mi luminosa, la que se desprende de todas las paredes y me quema la garganta lo justo, lo vivo...
Vuélvete paloma, donde nunca pueda verte, y mi mano no tenga que desgarrar tu piel por miedo, por escoger, eso otro, que nos callemos, que nos callen, que me callen, todo ligero infierno. tus pupilas que se cierran y se abren, el ligero correr de tu corazón mientras la lagrima, mientras tus parpados se cierran, pero no, no.
no mi bien no, ábrelos otro momento, dame algo de esperanza, dame algo de lucha, que ese otro que te cae sea sólo un sueño y yo siga siendo tan estúpida como siempre, no cierres los ojos, mírame eternamente, como si algo fuera plausible, algo valiese la pena. no me rompas los brazos que ya dejaste hecha girónes mi lengua y mis parpados, mi lengua, mis labios, dudame un poco, perdóname negra, perdóname.

miércoles, 27 de febrero de 2008

La luz mientras dormias (VII)




Esta puta luz me tiene hinchado los ojos, conviene mirar por lo bajo, mirarte la boca, verla brillar ligeramente, temblar un poco, los pelos negros y mojados sobre el hombro, no puedo soltar tu mano, creer que tenga este sabor en la boca y no sea el tuyo, que no pueda tomarte la mano madre, sin pensar en que tus ojos callados me miraran con odio otra vez.
Esta puta luz se cuela por la ventana, y ya sabes cuanto odio el sol madrecita. Tanta blancura me da miedo, tanto olor a blancura me eriza la espalda; y tu que no quieres abrir los ojos y yo que debo irme antes que tu esposo llegue, mírame una vez. sólo una vez, que sea la última, con esos ojos que me perdonaban cuando era niña, con esos ojos que hacían todo más fácil, hasta que se quebraron y se fueron a negro cuando nunca más volvió y se tornaron grises cuando leíste mis cuadernos y me dijiste enferma, y te quebraste en llanto mientras me abrazabas y yo casi susurrando mientras tus lágrimas y las mías se mezclaban, diciéndote que estaba bien, que todo estaba bien, y casi podía sentir como se volvía a quebrar todo por dentro, como caían trozos como pintura de las paredes, como todo se volvía sutilmente gris, incluso tu piel, que tuve que ver agrietarse apretada contra tu pecho, contra lo real, mientras los autos corrían por la calle y también esa puta luz se colaba por la ventana tratando de iluminar no sé que, tratando de esclarecer no sé qué, si tus ojos mujer o mi deseo niña, nunca volveré a abrir esa cortina.

Abre los ojos,
abre los ojos lentamente, hazme saber que todavía existo. Siento esos pasos que se acercan, abre los ojos, ábrelos para que sepas lo que voy a hacer, para que entiendas lo que voy a hacer, para que me pidas perdón ahora tú, para que llores otra vez conmigo, y tu mano se pose gris y triste sobre la mía, para que muerdas tu labio como esa noche, cuando te dije lo que tu hombre respiraba en mi oído mientras dormías, siempre al amanecer, al llegar o al salir, el mismo miedo blanco al sentir los pasos, la mano en el picaporte. Esa puta luz que se colaba una y otra vez sobre las nubes de mi almohada.

martes, 20 de noviembre de 2007

Nocturna (VI)




Debemos seguir negra. Disparar los últimos cartuchos e irnos. No mirar las piernas tibias y húmedas de ellos que se ríen mientras nos miran desde el cielo. Los colmillos están afilados y la boca llena de espuma, de hambre; somos perras, negra, que no te de miedo pronunciarlo. Lo que les cuelga los hace fenomenales, les da función, sentido, odio, pena, los hace pequeños, niños, graciosos y sobretodo tristes; su justificación es precaria, centimétrica.

¿y nuestro vacío? me preguntas negra llena ya de toda la hierba que es gris en nuestros pulmones. Siempre has sido romántica, tu y tus ojos de aceituna. El vacío me preguntas, como si algo no fuera en mi duda, proposición o cuchillo.

El vacío nos hace igual de tristes en el fondo negra, nos da dolor y es lo odiado o lo querido o lo que se desprecia. Lo que se ansía es ese vació tuyo o mio negra, que tu llenas de mano, lengua y aire adolorido cuando se te olvida lo que somos. Como ahora linda, que tu pelo se revuelve en mis pantalones mugrientos y el viento nos seca la cara y yo tomo la botella de tu mano para creer que sí pertenecemos a algo medianamente sincero.

Pronto el fuego se acabara. Aquí la noche es larga y fría, el auto está tan lejos que no lo vemos y debemos seguir cavando, buscarle nuevo hogar a este cuerpo frío y triste que nos espera, que nos ansía, que nos sigue mirando.

sábado, 29 de septiembre de 2007

Mosh (V)




"En la mosh logramos un equilibrio, un balance, cada uno moviendose y saltando sin que al parecer existiera alguien a tu lado, pero a la vez existiendo en todos"
Castillo

Los ojitos pintados del Jita se clavan en mi cada 5 minutos, a pesar de que estemos todos saltando, embriagados del ruido, borrachos de la euforia que es sentirse lejos, de estar fuera y dentro al mismo tiempo, de querer pertenecer alejándose, jadeando, con las manos en alto, hombro a hombro y todo el sonido de relámpago que emana y que fluye y mucha hierba también y los pulmones y todo se enreda y nos hace tropezar, como esto, como aquello, hasta que al fin me siento en el suelo y un poco lejos de todo mientras siguen pasando sin mi, que estoy con la caja en la mano y los ojos del Jita, que ahora supe le dicen Jita, porque es como gitano, le dicen y yo me río, y él abre entonces todos los ojos y los dientes, me habla con su propia caja y sus cadenas sobre sus cadenas y que su papá y su mamá, y dios y que hace lo que se puede, que a veces eso no es suficiente, y todo moica en el escenario y más relámpago, más todo por todo.
¿que pensara en el fondo que va hacer?
Todo libertario y revolucionario el pelo, las uñas, los ojos, tan antisísmico, quieto, inmóvil dentro de sus parametros amplios, inerte, le digo, sólo inerte, pero mi lengua negra es la que lo mira con tanto cuchillo a sus ojitos aceitosos, tan inútil le digo, pero él sólo risa y abrazarme un poco, quedarse callado un rato, mientras todo gira como la galaxia en medio de la cancha, en mi cabeza, mis greñas que la negra cada tanto trata de peinar como una muñeca, pero yo nunca aguanto 5 minutos y en los otros 10 es todo risa y otra forma de cíclopes de voz aguda, riendo, casi gritando.
Entonces me toma la mano
Y yo como dormida, entre la tierra y lo negro, su boca que me busca mientras tanto humo y relámpago, se despega una y otra vez de mis pupilas, el vestido que me tiembla, el jita y su mano en mi escote, sobándome las tetas húmedas de saltar y volar entre todo relámpago, el jita y su dedo en mi entrepierna, como buscándome; tan lleno de valor rebelde, de moica y vocesita obscena.
Cuando la negra le patea la cara un rastro de sangre me cae en la mejilla, no atino más que a reír mientras la negra y el callejón y la cabeza del Jita que rebotan y caen, se levantan y vuelven a caer, con luces a lo lejos haciendo truenos, sonando todo vidrio y piedra, la cabeza del Jita cae otra vez. Y todo es como odio, la negra y un montón de piedras contra el Jita haciendo relámpago entre mi risa y el rumor de un agua que cae por la espalda fría, roja
del jita, de la negra, la mía y van a llenar un charco sucio, que no tiene nombre, que no tiene cruz, que apenas se ubica en tiempo y espacio.

martes, 18 de septiembre de 2007

Corre (IV / in a sentimental mood / STP [ponga play 1º])



Corre, no dejes de correr
Las piedras que saltan son sólo piedras, y el agua y el frio y las voces tambien son sólo piedras.
Lo que te cae sobre la piel, lo que rasga, lo que te hace gotear, lo que te duerme, en la carretera, en la plaza, todo es sólo piedra. Esa agitación en el pecho, esa mania roja goteando por el pantalón, por la falda... todo piedra, duro, vulgar, siempre goteando, y si todo es ligera voz es porque tu voz me va llenando todo lo dulce que me queda entre la piedra y lo frio que me tapiza las arterias, el bolso, la mano. Tus pestañas brujas, llenas demasiado de piedra y tierra, ¿que nos cae por las gargantas entonces? sino es todo piedra y lo mortal que nos corre el rimel, que nos delira y nos hace gritar en tonos agudos mientras él ahora se rie un poco de mi lágrima mientras su lengua es la que cae por tu pezon y acaricia todo lo sucio agitadamente opaco y piedra que es tu piel en este momento; mientras su risa me vuelve un poco más perra, un poco más ruidosa, menos respetuosa de todo esto jurado en piedra, todo piedra y las ganas de correr mientras mi lagrima y su lengua y su boca te corrompe la piel oscura y tus ojos son cerrados pero mi mano y tu pelo y tu y la agonia rabiosa por ese otro, que no es mi piel, que no es mi forma, que no es mi ausencia, agitadamente todo piedra, vertiginosamente piedra en una manera sentimental, de un modo que lo rojo que me queda adentro se vuelve ligera agua y entonces el corte me arranca un gemido y tu ocultas la mirada toda piedra en una manera sentimental, la unica canción que gira y gira en el cuarto del cabrón, nunca más pequeña, nunca más... todo se acabo, todo se acabo
in a sentimental mood