sábado, 29 de septiembre de 2007

Mosh (V)




"En la mosh logramos un equilibrio, un balance, cada uno moviendose y saltando sin que al parecer existiera alguien a tu lado, pero a la vez existiendo en todos"
Castillo

Los ojitos pintados del Jita se clavan en mi cada 5 minutos, a pesar de que estemos todos saltando, embriagados del ruido, borrachos de la euforia que es sentirse lejos, de estar fuera y dentro al mismo tiempo, de querer pertenecer alejándose, jadeando, con las manos en alto, hombro a hombro y todo el sonido de relámpago que emana y que fluye y mucha hierba también y los pulmones y todo se enreda y nos hace tropezar, como esto, como aquello, hasta que al fin me siento en el suelo y un poco lejos de todo mientras siguen pasando sin mi, que estoy con la caja en la mano y los ojos del Jita, que ahora supe le dicen Jita, porque es como gitano, le dicen y yo me río, y él abre entonces todos los ojos y los dientes, me habla con su propia caja y sus cadenas sobre sus cadenas y que su papá y su mamá, y dios y que hace lo que se puede, que a veces eso no es suficiente, y todo moica en el escenario y más relámpago, más todo por todo.
¿que pensara en el fondo que va hacer?
Todo libertario y revolucionario el pelo, las uñas, los ojos, tan antisísmico, quieto, inmóvil dentro de sus parametros amplios, inerte, le digo, sólo inerte, pero mi lengua negra es la que lo mira con tanto cuchillo a sus ojitos aceitosos, tan inútil le digo, pero él sólo risa y abrazarme un poco, quedarse callado un rato, mientras todo gira como la galaxia en medio de la cancha, en mi cabeza, mis greñas que la negra cada tanto trata de peinar como una muñeca, pero yo nunca aguanto 5 minutos y en los otros 10 es todo risa y otra forma de cíclopes de voz aguda, riendo, casi gritando.
Entonces me toma la mano
Y yo como dormida, entre la tierra y lo negro, su boca que me busca mientras tanto humo y relámpago, se despega una y otra vez de mis pupilas, el vestido que me tiembla, el jita y su mano en mi escote, sobándome las tetas húmedas de saltar y volar entre todo relámpago, el jita y su dedo en mi entrepierna, como buscándome; tan lleno de valor rebelde, de moica y vocesita obscena.
Cuando la negra le patea la cara un rastro de sangre me cae en la mejilla, no atino más que a reír mientras la negra y el callejón y la cabeza del Jita que rebotan y caen, se levantan y vuelven a caer, con luces a lo lejos haciendo truenos, sonando todo vidrio y piedra, la cabeza del Jita cae otra vez. Y todo es como odio, la negra y un montón de piedras contra el Jita haciendo relámpago entre mi risa y el rumor de un agua que cae por la espalda fría, roja
del jita, de la negra, la mía y van a llenar un charco sucio, que no tiene nombre, que no tiene cruz, que apenas se ubica en tiempo y espacio.

martes, 18 de septiembre de 2007

Corre (IV / in a sentimental mood / STP [ponga play 1º])



Corre, no dejes de correr
Las piedras que saltan son sólo piedras, y el agua y el frio y las voces tambien son sólo piedras.
Lo que te cae sobre la piel, lo que rasga, lo que te hace gotear, lo que te duerme, en la carretera, en la plaza, todo es sólo piedra. Esa agitación en el pecho, esa mania roja goteando por el pantalón, por la falda... todo piedra, duro, vulgar, siempre goteando, y si todo es ligera voz es porque tu voz me va llenando todo lo dulce que me queda entre la piedra y lo frio que me tapiza las arterias, el bolso, la mano. Tus pestañas brujas, llenas demasiado de piedra y tierra, ¿que nos cae por las gargantas entonces? sino es todo piedra y lo mortal que nos corre el rimel, que nos delira y nos hace gritar en tonos agudos mientras él ahora se rie un poco de mi lágrima mientras su lengua es la que cae por tu pezon y acaricia todo lo sucio agitadamente opaco y piedra que es tu piel en este momento; mientras su risa me vuelve un poco más perra, un poco más ruidosa, menos respetuosa de todo esto jurado en piedra, todo piedra y las ganas de correr mientras mi lagrima y su lengua y su boca te corrompe la piel oscura y tus ojos son cerrados pero mi mano y tu pelo y tu y la agonia rabiosa por ese otro, que no es mi piel, que no es mi forma, que no es mi ausencia, agitadamente todo piedra, vertiginosamente piedra en una manera sentimental, de un modo que lo rojo que me queda adentro se vuelve ligera agua y entonces el corte me arranca un gemido y tu ocultas la mirada toda piedra en una manera sentimental, la unica canción que gira y gira en el cuarto del cabrón, nunca más pequeña, nunca más... todo se acabo, todo se acabo
in a sentimental mood

lunes, 3 de septiembre de 2007

Restos en la alfombra (III)

Creemos que Dios está de nuestra parte, lo sentimos en las manos cuando cruzamos la calle hasta el bar, cuando nos sentamos en la mesa y nos reímos, K nos dijo que no estábamos locas, que sólo eramos 2 pendejas tontas, que con esas ropitas nunca íbamos a llegar a ninguna parte, que eramos cobardes en el fondo... como todos, K nos mostró el infierno, pero nunca Dios dejo de estar de nuestra parte, no tenemos justicia, ni sabiduría, no tenemos perdón ni luz, sólo la furia ciega llena de llamas y voces apoteósicas, sólo cuando nos ponemos duras estamos un poco lejos, porque sentimos una como que angustia, que dura el siguiente saque, una opresión en el pecho, como si todo nos abandonara, K nos dijo que era normal, que no temiésemos. que sólo debíamos abrir los ojos, y eso hicimos, pero la angustia seguía ahí, y el ansia, el deseo frenético mientras todo giraba y K se reia de nuestro pelo gastado, de nuestra desnudez pendeja, de nuestro amor pendejo.
Cómo no odiarlo entonces, y desear que todo él fluyese por nuestras venas. a veces pienso que todo es un delirio, un sueño idiota, pero entonces veo mi mano manchada y la herida que me hicieron los dientes de K mientras lo atravesaba, recuerdo los ojos llorosos, la sangre en mi cuello. el dolor, el ansia aún frenética, por su boquita y sus ojos levemente cerrados, sentir que aún esta Dios entre nosotros.
Y esta de nuestra parte.